El geotécnico y el topográfico
Para que una idea inicial se transforme en un Proyecto Básico y podamos solicitar la licencia al Ayuntamiento, es imprescindible contar con ciertos estudios previos:
Primero, el estudio topográfico, que nos permite dimensionar el terreno y establecer con precisión sus cotas. Este es el momento en el que se define, con exactitud, cómo será la vivienda en todos sus aspectos.
Es crucial determinar cuántos metros cuadrados estarán disponibles en cada planta y dónde se ubicará la vivienda, especialmente en terrenos con pendientes pronunciadas, donde las alturas permitidas juegan un papel fundamental.
El estudio geotécnico, por su parte, define el tipo de cimentación necesario. En este caso, al tratarse de un terreno rocoso, su influencia no fue decisiva, aunque en otros tipos de suelo puede ser determinante.
El Proyecto Básico
Con la información en mano, es hora de elaborar los planos y documentos necesarios para solicitar la licencia.
Aquí es donde la imaginación empieza a volar, y comienzan a surgir las primeras ideas sobre la distribución de espacios: cocina, baños, armarios, y más.
Es común atascarse en esta etapa, dándole vueltas a la disposición de los armarios o la organización de la cocina. Sin embargo, he aprendido que, aunque estos planos son una guía esencial, muchos detalles pueden ajustarse más adelante. Lo que no se puede cambiar son los metros cuadrados y la volumetría de la vivienda.
A pesar de su nombre, el Proyecto Básico conlleva una gran cantidad de documentación adjunta, necesaria para justificar numerosos aspectos técnicos y normativos.
Además de los planos, cotas y otros elementos incluidos en el Proyecto Básico, es posible que los Ayuntamientos exijan información adicional, como la localización de los árboles y las acometidas de servicios.
